Una buena amiga me contaba este fin de semana lo maravillada que estaba con algo que le había sucedido recientemente. Estaba sorprendida porque realmente nunca hubiera pensado que ella hubiera conseguido superar lo que ahora considera una limitación... Mejor os lo cuento:
Claudia (por ejemplo) ha conocido a un grupo de gente hace pocos meses, y esas personas son muy variopintas. Como en todos los grupos, hay gente con la que congenias más, menos... te identificas más, menos... Y así le sucedió a ella en relación a estas nuevas personas en su vida.
En especial sintió con una de ellas un rechazo bastante visceral. Sin embargo decidió no darle importancia a este pensamiento y sensación, y permitirse interactuar cuando se diera la ocasión, sin forzarlo, pero sin evitar el contacto.
Esta simple decisión ha cambiado para ella las cosas. Me contaba que tras tres encuentros posteriores, su forma de percibir a esta persona, de mirarla y de tenerla en cuenta ha dado la vuelta de manera importantísima.
Según Claudia me decía, ha sentido que ha podido ver aquello que las une, y no lo que las separa, aquello que le aporta y no lo que le resta, y sobre todo... ha empezado a valorarla.
¿No es una pasada esta experiencia? Veo partes fundamentales:
- La decisión de abrirse a la experiencia
- El permiso para hacer las cosas de otra manera
- El darse cuenta
- La capacidad para sacar lo positivo de las personas que nos rodean...
Y yo ahora te pregunto... ¿qué tiene que ver contigo esta historia?
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