lunes, 26 de octubre de 2009

La rutina en la pareja

O también podemos llamarla “muerte lenta de la pareja”.



No se trata de un fantasma que llama a la puerta de manera aleatoria, ni tampoco de una situación muy rara y excepcional. Da lo mismo si habéis comenzado a vivir juntos o hace mucho de ese momento, si estáis casados desde hace un tiempo, o si lleváis años de matrimonio. En realidad, esta situación puede aparecer en cualquier momento si no alimentáis la relación día a día.



Nuestra vida está llena de actividades, de obligaciones, de movimiento, de cosas para hacer. Además, estas tareas son diarias, rutinarias, y en muchos casos, necesarias. Y qué decir cuando hay hijos/as de por medio. Parece que solo están ellos/as, y que el mundo gira a su alrededor… Este ritmo y forma de vida hace que nos centremos en otras vertientes de nuestra cotidianeidad, dejando de lado o perdiendo el foco de la pareja. Estamos tan ocupados/as solucionando otras cuestiones, que se nos instala una nueva compañera en la relación: la rutina.



Por otra parte, cuando compartimos nuestra vida con una persona desde hace un tiempo y hemos adquirido compromisos juntos/as como por ejemplo una casa, el matrimonio o un@s hij@s… podemos, sin darnos cuenta, dar por garantizado el amor, y vivir como si fuera a estar siempre. Olvidándonos de que la persona que nos acompaña en la vida lo hace porque lo elige asi cada día que se levanta por la mañana. Pero esa elección puede cambiar.



Puede que también, si observas vuestras conversaciones, te des cuenta de que en muchos casos las discusiones se suceden por cosas mínimas, sin importancia, pero por las que, en la pelea, serías capaz de dar la vida…



Es posible que, si lo piensas honestamente, la causa de esas discusiones sea más profunda de lo que aparentáis y haya conflictos previos no resueltos. ¿Y esto qué significa? Que no estamos llevando a cabo una comunicación eficaz, que en lugar de hablar sobre mi y desde mi, hablo sobre ti. En vez de contarte lo que necesito o lo que me pasa, te exijo que me des, o que estés para mí. Y nuestra pareja no sabe la respuesta correcta porque tampoco tiene la información adecuada para resolver el problema. Esto asegura una guerra sin límites.



Es posible salvarse de la rutina siempre y cuando nos lo propongamos y nos demos cuenta de que escogemos vivir en pareja, de que nos gusta y de que está ahí para proporcionarnos felicidad.

Si queréis retomar la ilusión por vuestra relación de pareja, os proponemos unos ejercicios que os unirán de nuevo. No os los perdáis, prestad atención que lo publicaré en breve.



Laura

jueves, 22 de octubre de 2009

"No culpes a nadie"

Bienvenid@s de nuevo. ¿Has/habéis meditado acerca de lo que escribí en la entrada anterior? Espero que sí, y que completes el aprendizaje con esta poesía del maestro Pablo Neruda. Sin duda Pablo entendió el mensaje y quiso compartirlo con el mundo. ¡Disfruta de esta lectura!



Poesía de Pablo Neruda “No culpes a nadie”




Nunca te quejes de nadie, ni de nada,

porque fundamentalmente tu has hecho

lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti

mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu

suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de

tus actos y prueba que tu siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni

se lo cargues a otro, acéptate ahora o

seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es

bueno para comenzar y que ninguno

es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente

es tu pasado así como la causa de tu

futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,

de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser

más grande que el más grande de los

obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas

y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida,

ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es:

el pretexto de los fracasados.

Laura

martes, 20 de octubre de 2009

No pongas excusas

Hoy quiero hablaros de la dificultad que tenemos las personas para asumir la responsabilidad de nuestras acciones. ¿No te has encontrado en alguna ocasión poniendo excusas acerca de algún error cometido? ¿Justificando hasta la saciedad algo que habías hecho mal? y es que nos cuesta asumir nuestros errores por varias razones: no nos gusta equivocarnos, ya sea por vanidad o por una búsqueda de perfeccionismo, y tampoco nos gusta quedar expuestos/as (o nuestros errores) ante el resto de personas.



¿Has oído eso de que "la verdad te hará libre"? Te invito a que lo pruebes, y que seas sincero/a contigo mismo/a, y hagas uso de la honestidad ante los errores. Sabemos que es difícil, y que asumir responsabilidades no es fácil (y menos si son las tuyas), pero es sano.



Si te ha pasado esto de lo que hablamos, es que eres un ser humano; y si lo cambias... serás arquitecto/a de tu propio destino.



En otras ocasiones hemos hablado de cómo la queja nos paraliza y sirve de excusa para seguir como antes. Y es que usamos pretextos muy amenudo. Más de lo que deberíamos. Pero tenemos que saber que no nos ayudan, sino que nos limitan.



Quizás a través de esta historia lo veas aún más claro. Ponte cómodo/a y disfruta de este nuevo aprendizaje:



"Se dice que muchos años atrás el Virrey de Nápoles hizo una visita a Barcelona, España. En el puerto había un barco de remos, una galera, con prisioneros condenados a remar, castigo usual para la época. El Virrey se acercó a los prisioneros y les preguntó que había pasado, que los había llevado a estar ahora en esta situación. Así escuchó de primera voz terribles historias.



El primer hombre dijo que estaba allí porque un juez aceptó un soborno de sus enemigos y lo condenó injustamente. El segundo dijo que sus enemigos habían pagado a falsos testigos para que lo acusaran. El tercero dijo que había sido traicionado por su mejor amigo, quien escapó de la justicia dejándolo. Y así por el estilo.



Finalmente el Virrey dio con un hombre que le dijo: 'mi Señor, yo estoy aquí porque lo merezco. Necesitaba dinero y le robé a una persona. Estoy aquí porque merezco estarlo.'



El Virrey quedó absolutamente anonadado y volviendo sobre el capitán del navío de esclavos dijo: 'aquí tenemos a todos estos hombres que son inocentes, están aquí por injustas causas, y aquí este hombre malvado en medio de todos ellos. Que lo liberen inmediatamente, temo que pueda infectar a los demás'.



De esta manera el hombre que se había confesado culpable fue liberado y perdonado, mientras aquellos que continuaban excusándose a si mismos volvieron a los remos". (Fuente webalia.com)



¡NO PONGAS EXCUSAS…!



Laura