lunes, 21 de diciembre de 2009

¡FELICES FIESTAS Y PROSPERO 2010!

¡¡Hola a todos/as!!

Esta semana muchas personas en nuestro país (y en muchos otros) celebramos la Navidad, y es por eso que quiero desearos a quienes leáis este post, festejéis por un rito u otro estas fechas, unos días felices, llenos de amor y paz, de buenos deseos y tranquilidad. Y por supuesto, que despidáis el 2009 con alegría y recibáis el nuevo año con esperanza y proyectos que os motiven.



¡FELICES FIESTAS Y PROSPERO 2010!



martes, 15 de diciembre de 2009

Envejecer como premio a una vida

“El miedo a envejecer nace del reconocimiento de que uno no está viviendo la vida que desea. Es equivalente a la sensación de estar usando mal el presente.”

Susan Sontag


El miedo a envejecer es uno de los grandes fantasmas de nuestra sociedad, que lucha por esconder los signos del paso del tiempo. Más que nunca en este momento de la Humanidad se busca la estética, la imagen, la perpetua juventud, y eso tiene sus consecuencias. Esta tendencia nos condiciona en nuestro día a día, en nuestras elecciones, en cómo nos relacionamos, en nuestro autoconcepto, y nos ponemos en muchos casos, al servicio de esa “belleza ideal”. Por otro lado, estamos asentados/as sobre la productividad, el consumo y el individualismo. Todo esto unido, propicia que vivamos en la eterna incoherencia de buscar lo imperecedero que nos muestra la imagen, mientras que el materialismo hace que cambiemos nuestros objetos de manera constante, y hagamos adquisiciones innecesarias en muchos casos. No valoramos lo antiguo, lo que ha sufrido el paso del tiempo, lo que tiene una trayectoria. Lo consideramos inútil, desfasado, y vacío de interés. Así pasa también con nuestros ancianos y ancianas, con nuestra vejez, con nuestro propio envejecimiento. Nuestra sociedad no quiere ver la realidad de la muerte, de la decadencia física del ser humano, y vivimos mirando hacia otro lado, evitando tener en cuenta esa certeza. Y es que esa etapa de nuestra vida supone para nosotras/os, la sensación de no ser útiles para la comunidad, además de un conjunto de pérdidas sociales (compañeros/as de vida y su duelo correspondiente, amistades, aislamiento) y físicas (enfermedades crónicas, dolores persistentes, limitación motora, etc) para las que no nos hemos preparado psicológicamente.

Para la mujer es más agresivo todo este proceso, porque los requisitos son más altos. No es casualidad que desde muy pronto se nos lancen mensajes publicitarios sobre productos cosméticos, o se nos cuenten las bondades de la cirugía estética.

Nos ponemos las cosas difíciles, la verdad. Y el envejecimiento llega, inevitablemente y como parte del desarrollo exitoso de la vida. Más que un pesar, debe ser la recompensa a una vida vivida, a una colección de momentos, de experiencias y de recuerdos. Podemos comenzar hoy mismo a cambiar la visión que tenemos acerca de la vejez, a dejar de lado las ideas erróneas, mitos y prejuicios acerca ella, y que perjudican el buen envejecer. Podemos comenzar a aceptar que esa etapa es parte de nuestro ciclo vital, del de todas las personas, y que también tiene aspectos positivos y muy valorables. Podemos prevenir la situación de dependencia, acompañar nuestra vida de oportunidades de participación, de salud a través de nuestros hábitos, y de seguridad. Podemos mantener nuestro compromiso con la vida, focalizando nuestros intereses en la familia, la vida cotidiana y sus actividades, en las relaciones sociales y actividades gratificantes. Podemos envejecer activamente, mantenernos enérgicos/as, con autonomía, vivir el tiempo libre de manera positiva, buscar nuevos aprendizajes. En definitiva, tener proyectos vitales y tratar de cumplirlos.

Pero todo esto debe comenzar hoy, mejor que mañana.

Laura

lunes, 7 de diciembre de 2009

No dejes de brillar

Un día más estoy a este lado para compartir aquello que nos hace pensar y que puede hacernos crecer como personas un poco cada día. Por eso hoy, quiero compartir con vosotros/as una fábula que me hicieron llegar unos amigos de Radio Libertad hace un tiempo. No os deigo más para que podáis descubrir la moraleja de este precioso relato. ¿Sabéis cuál es? Luego, me gustaría saber si esto que cuenta os ha pasado y cómo lo habéis vivido. ¿Lo compartiréis?

¡Espero vuestros comentarios!



La Luciérnaga y la serpiente



La noche calló sobre el bosque y ésta era la señal que esperaba nuestra amiga la luciérnaga para salir de su letargo y recorrer la espesura de la maleza.

Pero esta vez se sentía diferente, su cuerpo estaba alborozado y vibraba como nunca antes lo había hecho.

Era la llamada de la naturaleza que le pedía a gritos salir a buscar quien la copulase para dar así continuidad a su especie.

De pronto... la vibración se hizo incontrolable y un haz de luz fosforescente envolvió todo su cuerpo.

Encendida por su propia bioluminiscencia interna aquel espectáculo resultará ser demasiado tentador para sus compañeros luciérnagas que pronto alzarán el vuelo para hacerse con aquella hembra.

Sin embargo, tanta luz en medio de la oscuridad de la noche no pasará tampoco desapercibida para una seseante víbora que serpenteaba precisamente por allí.

Excitada la serpiente empezó a perseguir a nuestra pobre protagonista en una lucha sin cuartel.

La luciérnaga se resistía a su cruel destino e intentó zafarse a la carrera pero sus patitas no competían ni de lejos con el ágil reptar de aquella víbora.

Metro a metro, su depredador iba ganando terreno a una presa cada vez más exhausta hasta que ya las fuerzas le fallaron y se rindió a la evidencia de una muerte segura.

Sin embargo, antes de que la serpiente pudiese aprisionarla en un abrazo mortal todavía tuvo tiempo de revolverse para increparle con rabia:

¿¿¡¡POR QUE, POR QUÉ YO!!??

Maldita víbora yo no te hecho ningún mal,

ni siquiera pertenezco a tu cadena alimenticia.

Entonces....¿¿¡¡POR QUÉ QUIERES DEVORARME!!??

Y la serpiente respondió seseante:

¡¡PORQUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR!!



Laura

domingo, 29 de noviembre de 2009

El presente



“Ni el pasado existe ni el futuro. Todo es presente”. Gonzalo Torrente Ballester. Escritor español.



Existe una tendencia en la mayoría de nosotros, los seres humanos, que es la de vivir más centrados en el pasado o en el futuro que en el mismo momento presente. En el pasado porque nos asusta mirar hacia delante, o nos obcecamos en anclarnos en situaciones vividas que fueron entrañables o por el contrario traumáticas. En el futuro porque nos evita el posible sufrimiento presente y nos motiva a andar más deprisa si cabe. Y no digo que algo de eso pueda ser beneficioso, pero sí que todo debe ser en su justa medida: el pasado nos debe servir para aprender de esos acontecimientos vividos y aplicar ese aprendizaje en el momento presente, y el futuro para organizar nuestro presente de cara a unas metas.

Sin embargo, cuando nos establecemos demasiado en pasado o futuro, sentimos inseguridad, angustia, culpa, arrepentimiento, odio, y muchas otras sensaciones que nos limitan en el aquí y ahora. Y el presente es lo único que realmente tenemos, y si no lo vivimos plenamente, se nos escapa.

¿Te has sentido demasiadas veces asi? ¿Crees que esto te ocurre?

Si os encontráis en alguna de las dos vertientes que suponen la pérdida del momento actual, estas recomendaciones que os hacemos para retomar vuestro presente, pueden ser de vuestro interés. ¿Os animáis a ponerlas en práctica?

Ahí van:

  • Conecta a diario con tu respiración. Busca un momento en el día en el que puedas estar a solas contigo mismo/a y siente tu forma de respirar. No hace falta que la cambies para hacerla más lenta; sólo conecta y observa cómo respiras.
  • Trata de reconocer en ti aquellos comportamientos que te alejan del presente, como por ejemplo, volver una y otra vez a recordar momentos pasados. Suelta el pasado y fluye en el ahora.
  • Conecta con la naturaleza, disfruta de sus colores, olores, texturas… es decir, usa tus sentidos y dales rienda suelta.
  • Practica alguna disciplina que te permita estar contigo mismo/a, como el yoga, tai chi, etc.



¡Vive el aquí y ahora!



Laura

sábado, 14 de noviembre de 2009

La serenidad II

Hoy quiero dejaros una lectura que me ha ayudado a mantener la calma y la serenidad en algunos momentos importantes de mi vida. No importa si crees o no en un dios superior, si tienes un credo u otro. Esta lectura te muestra el camino para asumir la realidad tal y como es, a tener paciencia con lo que te sucede y contigo mismo/a. Esperamos que os guste.



DECÁLOGO DE LA SERENIDAD de Juan XXIII

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.



2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo/a.



3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado/a para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.



4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.



5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.



6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie



7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.



8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: La prisa y la indecisión.



9. Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo



10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

Laura

martes, 10 de noviembre de 2009

La serenidad

¿No has deseado, en algún momento de tu vida, ante alguna adversidad, mantener la serenidad? Hay personas que en estas situaciones tienen una mayor capacidad para manejar sus emociones, para gestionarlas y conducirse por la vida con una actitud calmada, serena. Saben enfrentarse a los problemas sin llegar a la desesperación, manteniéndose a flote como si tuvieran el convencimiento de que la tormenta, aunque pueda volcar su barca, no podrá con ella. Y es que saben que, en el fondo, es así como pasa. Mantienen su capacidad reflexiva intacta, son capaces de ver lo que les ocurre de manera objetiva, como si se salieran del cuadro para verlo y poder meditar las soluciones al error en el trazo como si fueran para otra persona.



Me gustaría compartir con vosotr@s un poema que leí hace poco y que me transmitió lo que es tan complicado de alcanzar: la serenidad, la cualidad de mantener una actitud de entereza, firmeza y aplomo… os aportará claves para ser personas cada día más serenas. Se trata de un texto de Rudyard Kipling, llamado “Si”. Esperamos que os guste.



Si

Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila,

cuando todo a tu lado es cabeza perdida.

Si tienes en ti mismo una fe que te niegan

y no desprecias nunca, las dudas que ellos tengan.

Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.

Si engañado, no engañas,

Si no buscas mas odio, que el odio que te tengan...

Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,

Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.

Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,

y a los dos impostores les tratas de igual forma.

Si logras que se sepa la verdad que has hablado,

a pesar del sofismo del orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,

esta obra sea la de toda tu vida.

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,

tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,

y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,

sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,

aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,

y se agarren contigo cuando no quede nada,

porque tú lo deseas y lo quieres, y mandas.

Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.

Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.

Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,

Si todos te reclaman y ninguno te precisa.

Si llenas un minuto envidiable y cierto,

de sesenta segundos que te lleven al cielo....

Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,

y mucho mas aún, serás hombre, hijo mío.

Laura

lunes, 2 de noviembre de 2009

Ejercicios para evitar la rutina en la pareja

Tal y como os prometí en mi anterior post, os invito a que probéis el poner en marcha los siguientes ejercicios para que mejoréis vuestra relación de pareja.

Disfrutad de vuestra vida en común cada día y recordad que vuestra pareja está ahí porque os elige, pero esa decisión puede cambiar si no se alimenta la relación de manera constante.



• Practicad los “mensajes yo”, es decir, hablad desde vuestros sentimientos y necesidades. Lo importante es que habléis desde vosotros/as mismos/as, sin atribuir a tu pareja tus opiniones, sentimientos o cambios en tu conducta (recuerda que es responsabilidad tuya aquello que haces, piensas y sientes).

De esta forma emitiréis mensajes respetuosos que expresan realmente los sentimientos, opiniones y deseos sin evaluar o reprochar la conducta de los demás. Además, será más fácil que resolváis las diferencias y del desacuerdo.



El esquema sería el siguiente:

Situación, hecho o comportamiento (de forma breve, objetiva y sin carga emocional) + cómo me siento en esa situación + Petición por nuestra parte.



Ejemplo:

Situación Objetiva: "Cuando llegaste anoche a la 23 h y habías prometido venir a casa a las 20 h...".

Sentimientos: “Me enfadé muchísimo, porque esperaba compartir ese rato contigo”. Petición: “Me gustaría que me llamaras para no quedarme esperándote hasta tan tarde”. “Necesito que…”



Nunca perdáis de vista vuestro objetivo al comunicaros: solucionar la situación (no ganar ni quedar por encima del otro/a; en realidad, “si mi pareja pierde, yo también”)



• Buscad un momento en el día en el que podáis estar tranquilos para hablar. Puede ser al final del día, en el rato de la cena, o cuando los niños/as duermen. Tratad de pensar en los primeros años de la relación, cuando todo os hacía ilusión, cuando había detalles entre vosotros. Pensad en aquellos gestos de amor que os gustaría retomar y ponedlos en marcha durante el tiempo que decidáis juntos (puede ser una semana, dos, un mes…). Para ello, deberéis hablar acerca de cómo os gustaba, por qué os gustaban esos detalles en concreto, qué significaban para vosotros/as, de qué forma podrían darse en el presente… Pasado ese tiempo, revisad qué ha pasado, cómo lo habéis hecho, qué ha supuesto para cada uno/a y sobre todo si os ha resultado positivo. Si la respuesta es si, ¡continuad haciéndolo!



• Hablad acerca de un proyecto personal de cada uno de vosotros y hacedle al otro/a esta simple pregunta: ¿en qué te puedo ayudar para que lo consigas? Os sorprenderá lo ilusionado/a que se mostrará vuestra pareja al saber y sentir que le apoyáis en aquello que le motiva. Después deberéis poner de vuestra parte para cumplir con la petición de vuestra pareja si está dentro de vuestro alcance. Recordad que si no lo está, debéis decírselo y no generar falsas expectativas. Lo importante es que vuestro diálogo sea sincero y abierto.



Ya me contaréis qué tal os van estos consejos. ¡Espero vuestros comentarios!



Laura

lunes, 26 de octubre de 2009

La rutina en la pareja

O también podemos llamarla “muerte lenta de la pareja”.



No se trata de un fantasma que llama a la puerta de manera aleatoria, ni tampoco de una situación muy rara y excepcional. Da lo mismo si habéis comenzado a vivir juntos o hace mucho de ese momento, si estáis casados desde hace un tiempo, o si lleváis años de matrimonio. En realidad, esta situación puede aparecer en cualquier momento si no alimentáis la relación día a día.



Nuestra vida está llena de actividades, de obligaciones, de movimiento, de cosas para hacer. Además, estas tareas son diarias, rutinarias, y en muchos casos, necesarias. Y qué decir cuando hay hijos/as de por medio. Parece que solo están ellos/as, y que el mundo gira a su alrededor… Este ritmo y forma de vida hace que nos centremos en otras vertientes de nuestra cotidianeidad, dejando de lado o perdiendo el foco de la pareja. Estamos tan ocupados/as solucionando otras cuestiones, que se nos instala una nueva compañera en la relación: la rutina.



Por otra parte, cuando compartimos nuestra vida con una persona desde hace un tiempo y hemos adquirido compromisos juntos/as como por ejemplo una casa, el matrimonio o un@s hij@s… podemos, sin darnos cuenta, dar por garantizado el amor, y vivir como si fuera a estar siempre. Olvidándonos de que la persona que nos acompaña en la vida lo hace porque lo elige asi cada día que se levanta por la mañana. Pero esa elección puede cambiar.



Puede que también, si observas vuestras conversaciones, te des cuenta de que en muchos casos las discusiones se suceden por cosas mínimas, sin importancia, pero por las que, en la pelea, serías capaz de dar la vida…



Es posible que, si lo piensas honestamente, la causa de esas discusiones sea más profunda de lo que aparentáis y haya conflictos previos no resueltos. ¿Y esto qué significa? Que no estamos llevando a cabo una comunicación eficaz, que en lugar de hablar sobre mi y desde mi, hablo sobre ti. En vez de contarte lo que necesito o lo que me pasa, te exijo que me des, o que estés para mí. Y nuestra pareja no sabe la respuesta correcta porque tampoco tiene la información adecuada para resolver el problema. Esto asegura una guerra sin límites.



Es posible salvarse de la rutina siempre y cuando nos lo propongamos y nos demos cuenta de que escogemos vivir en pareja, de que nos gusta y de que está ahí para proporcionarnos felicidad.

Si queréis retomar la ilusión por vuestra relación de pareja, os proponemos unos ejercicios que os unirán de nuevo. No os los perdáis, prestad atención que lo publicaré en breve.



Laura

jueves, 22 de octubre de 2009

"No culpes a nadie"

Bienvenid@s de nuevo. ¿Has/habéis meditado acerca de lo que escribí en la entrada anterior? Espero que sí, y que completes el aprendizaje con esta poesía del maestro Pablo Neruda. Sin duda Pablo entendió el mensaje y quiso compartirlo con el mundo. ¡Disfruta de esta lectura!



Poesía de Pablo Neruda “No culpes a nadie”




Nunca te quejes de nadie, ni de nada,

porque fundamentalmente tu has hecho

lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti

mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu

suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de

tus actos y prueba que tu siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni

se lo cargues a otro, acéptate ahora o

seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es

bueno para comenzar y que ninguno

es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente

es tu pasado así como la causa de tu

futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,

de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser

más grande que el más grande de los

obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas

y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida,

ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es:

el pretexto de los fracasados.

Laura

martes, 20 de octubre de 2009

No pongas excusas

Hoy quiero hablaros de la dificultad que tenemos las personas para asumir la responsabilidad de nuestras acciones. ¿No te has encontrado en alguna ocasión poniendo excusas acerca de algún error cometido? ¿Justificando hasta la saciedad algo que habías hecho mal? y es que nos cuesta asumir nuestros errores por varias razones: no nos gusta equivocarnos, ya sea por vanidad o por una búsqueda de perfeccionismo, y tampoco nos gusta quedar expuestos/as (o nuestros errores) ante el resto de personas.



¿Has oído eso de que "la verdad te hará libre"? Te invito a que lo pruebes, y que seas sincero/a contigo mismo/a, y hagas uso de la honestidad ante los errores. Sabemos que es difícil, y que asumir responsabilidades no es fácil (y menos si son las tuyas), pero es sano.



Si te ha pasado esto de lo que hablamos, es que eres un ser humano; y si lo cambias... serás arquitecto/a de tu propio destino.



En otras ocasiones hemos hablado de cómo la queja nos paraliza y sirve de excusa para seguir como antes. Y es que usamos pretextos muy amenudo. Más de lo que deberíamos. Pero tenemos que saber que no nos ayudan, sino que nos limitan.



Quizás a través de esta historia lo veas aún más claro. Ponte cómodo/a y disfruta de este nuevo aprendizaje:



"Se dice que muchos años atrás el Virrey de Nápoles hizo una visita a Barcelona, España. En el puerto había un barco de remos, una galera, con prisioneros condenados a remar, castigo usual para la época. El Virrey se acercó a los prisioneros y les preguntó que había pasado, que los había llevado a estar ahora en esta situación. Así escuchó de primera voz terribles historias.



El primer hombre dijo que estaba allí porque un juez aceptó un soborno de sus enemigos y lo condenó injustamente. El segundo dijo que sus enemigos habían pagado a falsos testigos para que lo acusaran. El tercero dijo que había sido traicionado por su mejor amigo, quien escapó de la justicia dejándolo. Y así por el estilo.



Finalmente el Virrey dio con un hombre que le dijo: 'mi Señor, yo estoy aquí porque lo merezco. Necesitaba dinero y le robé a una persona. Estoy aquí porque merezco estarlo.'



El Virrey quedó absolutamente anonadado y volviendo sobre el capitán del navío de esclavos dijo: 'aquí tenemos a todos estos hombres que son inocentes, están aquí por injustas causas, y aquí este hombre malvado en medio de todos ellos. Que lo liberen inmediatamente, temo que pueda infectar a los demás'.



De esta manera el hombre que se había confesado culpable fue liberado y perdonado, mientras aquellos que continuaban excusándose a si mismos volvieron a los remos". (Fuente webalia.com)



¡NO PONGAS EXCUSAS…!



Laura

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La felicidad

Hace unos años escuche una canción cuyo estribillo hablaba de los mejores años de la vida de una persona, y los centraba aproximadamente entre los 20 y 30 años. En aquel momento no me llamó especialmente la atención porque puede que estuviera de acuerdo, o simplemente no resonó en mí lo que dejaba entrever.



Significa que el resto de la vida no aporta tanta felicidad como esos años? Cuál es tu visión al respecto?




Para mí lo más importante es que podamos hacer de cada ciclo vital una época en sí misma para la felicidad.

Es importante que cada persona tenga proyectos vitales, redes sociales que nos llenen de experiencias, y que los pasos que demos tengan un sentido (al menos la mayoría de las veces).



La felicidad consiste es saber realmente lo que se quiere por un lado (lo que resulta nada fácil), y por otro en querer lo que hacemos. Esta es la situación ideal.

Y tú, ¿eres feliz? ¿Quieres lo que haces y, coincide con lo que quieres hacer? ¿Sabes lo que quieres y lo estás alcanzando?



Laura

martes, 8 de septiembre de 2009

Las personas de nuestra infancia



Hace unos meses tuve la suerte de participar en un encuentro, o mejor dicho reencuentro, con la gente con la que había crecido y estudiado hasta los 14 años. Hacía otros 16 años que no nos veíamos, y suponía para mí una felicidad enorme retomar el contacto diversos motivos: porque las despedidas no habían sido realizadas en aquel tiempo con todo el mundo, porque sentía curiosidad por saber qué elecciones habían tomado en su vida, y sobre todo porque les seguía queriendo. Sin duda, los vínculos tan tempranos a mi me han dejado huella. Me sorprendió increíblemente sentir tanta cercanía con gente prácticamente desconocida… no lo puedo explicar, pero para mi fue especial, muy especial.



Y también, días después, me tuvo pensando este fantástico encuentro con mis compañeros/as de infancia… Cuando estaba en el colegio, el profesorado, a través de sus juicios, de los comentarios, o simplemente el trato preferente hacia algunos niños, nos daba pistas acerca del rol que cada uno/a podíamos adoptar (y muy probablemente adoptaríamos). Así, había un grupo de torpes, otro de inteligentes y que tenían un futuro prometedor, el grupo de las balas perdidas, el de los invisibles… y todo esto con matices personales, dedicados a cada niño/a de manera individual. Y eso nos marcó. Quizás no determinantemente a muchos, pero si a otros. Puede que los más fuertes salieran del rol asigado si no les gustaba, que fueran capaces de evolucionar, y sobre todo de no creerse aquello que se nos transmitía. Imagino que otros no fueron tan capaces. Y me acuerdo de lo que escribía hace un tiempo acerca de la profecía autocumplida; aquella que hablaba de la influencia que las ideas y las palabras ejercen sobre nuestro comportamiento, y en definitiva sobre la realidad.



Sin duda, las expectativas que pusieron sobre muchos/as de nosotros/as nos ayudaron a superarnos, tanto cuando queríamos demostrar que no era cierto aquello que se manifestaba de nosotros/as como cuando queríamos no defraudar o seguir siendo “queridos”. Pero no siempre nos ayudaron las que negaban las capacidades que estaban, pudiera ser que aletargadas, pero presentes y con todo su potencial preparado para ser desplegado. Como escuché una vez en una famosa película: “Lo malo es mucho más fácil de creer”. Y añado: y, por tanto, de asumir.

Siendo honesta conmigo misma sé que, probablemente y porque fue el modelo que aprendí, cometeré el error de poner en mis hijos/as y sobrinos/as mis expectativas, de insistir en no dejar que salga lo bueno que cada niño/a tiene y darle la libertad de explorarlo con tiempo, sin prisa y con amor. Pero sí he decidido y sé que procuraré tenerlo muy presente para evitarlo en la medida de lo posible. Quizás sea un homenaje a esos niños/as que fuimos una vez, y que aprendimos desde pequeños/as a superar las adversidades del camino.

Laura

lunes, 31 de agosto de 2009

Los límites del amor

Hoy me gustaría hablaros del amor. Más que hablaros de él, os invito a sumergiros en la lectura de un libro que seguro os hará plantearos cómo os relacionáis en vuestras relaciones afectivas. Se trata de “Los límites del amor”, de Walter Riso. De forma amena y relajada, podréis reflexionar acerca de cómo hemos interiorizado el amor, los pensamientos idealizados sobre el mismo, nuestras debilidades personales, y muchos más aspectos de las relaciones de pareja que influyen en nuestra historia de vida.



Personalmente, a mi me aportó mucha información acerca de mi misma, de cómo soy cuando me relaciono con otras personas y de mis límites. Sin duda creo que es una lectura obligatoria, especialmente para las mujeres, que hemos sido educadas en una cultura llena de mandatos de género donde los límites estaban allá donde llegaba el mayor de los sacrificios: el de una misma.



Os animo a que aprendáis más de vosotros/as mismas/os a través de este libro que os proponemos.

Laura

jueves, 20 de agosto de 2009

La lentitud

No es un secreto que vivimos en una era en la que las cosas han de ser realizadas con rapidez, sin perder tiempo. Y es que la lentitud no está bien valorada porque se asocia a la inactividad, a lo ocioso, o lo improductivo. Pero yo me pregunto si no estamos equivocados/as. Muchas veces dejamos de disfrutar de las cosas que hacemos por hacerlas tan aceleradamente, y en ocasiones, hasta pierden el sentido.

Cuántas veces nos hemos encontrado con estrés por no poder terminar las cosas a tiempo… pero, ¿realmente estaban fuera de tiempo? ¿del tiempo cronológico o del existencial? Sabías que los griegos distinguían entre el Chronos (tiempo cronológico) y el Cairos (el tiempo existencial y que puede ser vivido con calidad en el presente y con todo un potencial de futuro? Asi nos lo cuenta Jose Luis Trechera en su libro “La sabiduría de la tortuga”.



Qué opinas tú? ¿No es bueno hacer algo lentamente para poder poner todos los sentidos en ello, sin prisa pero sin pausa? ¿No es bueno dedicar tiempo a aquello que ponemos en marcha? No disfrutamos más de lo que hacemos cuando podemos dedicarle tiempo, y no hay prisa por acabarlo?

¿Por qué hemos dejado de valorar la lentitud y nos hemos sumergido en la cultura de “cuanto antes mejor”?

Laura

lunes, 17 de agosto de 2009

Una frase con mucho sentido

Algunas frases, en muy pocas líneas, encierran mucha sabiduría, y podemos aprender de ellas. Esta es una de esas frases:



“Trata a un hombre tal y como es, y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”. Goethe



Y es que cómo nos tratan las personas que tenemos alrededor nos afecta.

Es posible que hayas escuchado hablar de la
"profecía autocumplida". Se trata de un fenómeno que habla de la influencia que las ideas y las palabras ejercen sobre la realidad. Si desde pequeño/a te han tratado como poco hábil, torpe, fracasado/a o cualquier otra etiqueta negativa, muy posiblemente hayas cumplido con la expectativa que pusieron sobre ti y ahora seas un/a adulto/a torpe o poco hábil. Y lo mismo si usaron etiquetas positivas. Pero esto no solo nos condiciona en la infancia (de manera muy importante, claro está), sino tambien en nuestra etapa adulta.



Os proponemos que tratéis de revisar vuestra biografía y de que busquéis en vuestros recuerdos aquella/s persona/s que sacaron lo mejor de vosotros/as porque creyeron en vuestras capacidades, o en aquello que dejásteis de hacer porque os dijeron que no lo conseguiríais.



Os animamos a que os conozcáis un poco mejor, y sobre todo a que seáis positivos/as, a que tengáis una visión lo más amable posible de vosotros/as y de vuestros/as semejantes, y los tratéis en consecuencia; y recordad:
lo negativo atrae a lo negativo de la misma manera que lo positivo atrae a lo positivo.



Laura

miércoles, 12 de agosto de 2009

El lenguaje que nos dedicamos

Cuando aprendemos a hablar, o cuando le enseñamos a nuestros/as hijos/as a hacerlo, no nos paramos a pensar más allá de lo que supone inicialmente: la capacidad de comunicarnos con el exterior, con el resto de personas. La realidad es que, efectivamente sirve para que nos comuniquemos con los/as demás, pero también con nosotros/as mismos/as. Y es que las palabras que nos dedicamos, el lenguaje que utilizamos para describirnos o describir lo que hacemos, es tremendamente determinante. ¿Te has descubierto alguna vez diciéndote a ti mismo/a: es que soy tonto/a, no soy bueno/a en esto o aquello, etc.?

Pues te digo que esas palabras que nos decimos en ocasiones algunas personas, especialmente cuando se convierte en una costumbre, nos limitan, nos bajan la autoestima y nos estancan.



Observa cómo te hablas y sabrás más de ti. Dedícate bonitas palabras y sobre todo cuéntate las cosas en positivo. Eso te hará avanzar y evolucionar. ¡Quiérete!

Laura