jueves, 29 de abril de 2010

Cuando el amor no es suficiente. 2ª Parte

En el post anterior abrimos este artículo en el que exponíamos algunas de las conductas que desarrollamos en pareja y que nos plantean serias dificultades a lo largo de nuestro camino juntos/as. Continuamos nuestro recorrido y añadimos algunas conductas más:



· Cuando “estamos seguros/as” de saber lo que el otro/a piensa, va a hacer o a decir.

Muchas veces tendemos a anticiparnos y a dar por hecho que sabemos perfectamente lo que nuestra pareja piensa. Esto lo podemos hacer porque hasta el momento mi compañero/a ha sido muy estable en sus respuestas y nos arriesgamos a predecir las futuras, o porque llevamos muchos años juntos y eso nos da la confianza sobre lo que conocemos de quien nos acompaña en la vida. Esto puede ser un error porque limita las posibilidades de cambio de respuestas de mi pareja. Si yo le transmito que no hay opciones porque ya están definidas, ¿Cómo pensamos que va a reaccionar el otro/a? lo más seguro es que no trate de generar nuevas conductas puesto que nadie las espera. Además, según la profecía autocumplida, si generas determinadas expectativas sobre alguien y te comportas de acuerdo a dichas expectativas, acabarás generando en el otro/a eso que esperas… Por ejemplo: si crees que tu marido, novio/a, etc es inferior a ti, lo tratarás con cierto desprecio y superioridad, lo que hará que su autoestima baje y pueda llegar a creer aquello que le estás transmitiendo.

Por otro lado, suele ocurrir que actuamos como si supiéramos todo del otro/a cuando nos posicionamos por encima, como un dios, como un ser sabedor de todas las cosas que tienen que ver con mi pareja. Nos llegamos a convencer de que yo se mas de mi pareja que ella misma.Y la realidad es que, con certeza, yo solo sé de mi, y a veces ni eso.



· Cuando queremos que el otro/a llene mis huecos.

Es posible que en ocasiones caigamos en la tentación de insinuar, pedir y hasta incluso exigir que nuestra pareja llene nuestros huecos. Lo importante es que salgamos de esa dinámica cuanto antes. ¿Por qué? Porque estamos responsabilizando de nuestra vida a alguien que queremos mucho, y no es justo ni sano.

Si hay huecos en mi vida, he de llenarlos de lo que corresponda según el agujero que sea. Hay personas, por ejemplo, que no han tenido el cariño o reconocimiento de sus padres y madres, y después lo buscan en sus parejas, pero lo necesitan tal y como sus progenitores se lo hubieran tenido que dar, cosa que la pareja es imposible que se lo facilite. Y ahí viene el problema. Nuestra pareja solo puede darnos lo que tiene como pareja, nada más. No podemos colocarla en otro rol que no sea el real, el que le corresponde, porque nunca satisfará nuestras demandas, y si lo hace, será porque ha dejado de ser nuestra pareja sana.



· Cuando te pido que te sacrifiques por mi.

También solemos pedir y/o exigir el sacrificio de nuestra pareja en el nombre del amor. Esto suele estar relacionado con una visión egocéntrica de la relación y/o con una visión machista de la misma.

Si lo pensamos bien, en realidad le estaríamos pidiendo que se anulara, que desapareciera para que yo pueda ocupar todo el espacio, para que mi existencia sea la importante y se de a pleno rendimiento. ¿Es esto bueno para una pareja?

El amor no exige, sino que pide. El amor sabe que no es necesario ni posible el sacrificio de un miembro de la pareja en pos del otro, porque entonces dejaría de ser una pareja en igualdad. Si hay algo que no debemos olvidar nunca es que en la pareja, las personas tenemos el mismo rango. No hay uno/a mejor o de mayor categoría que el otro/a. Al menos no debemos querer que esté por debajo de nosotros/as si queremos que nuestra relación tenga un futuro sano y prometedor.

¿Te has visto en estas situaciones alguna vez? Lo importante no es sentirse culpable si ha pasado o si está ocurriendo, sino perdonarnos a nosotros/as mismos y mejorar. Tratar de ser más felices teniendo en cuenta a la persona que tengo delante y sin olvidarme de que nuestro rango es el mismo, y hemos de mantenerlo así.



Laura

lunes, 26 de abril de 2010

Cuando el amor no es suficiente. 1ª Parte

Hoy quiero hablaros de varios aspectos relacionados con la pareja que ha sido necesario trabajar en algunas de las que he tratado en terapia y/o talleres de crecimiento personal. Quizás pueda servirte de ayuda, o puede que te valga como algo a tener en cuenta cuando tengas pareja.

En ocasiones, al estar inmersos/as en nuestra relación sentimental, llegamos a perder de vista a la persona que tenemos en frente y comenzamos a comportarnos de manera poco adaptativa:

· Cuando queremos que el otro/a cambie.

Una de las peticiones que suele escucharse mucho en terapia es la de: “Quiero que cambies”. Recuerdo una canción de Miguel Bosé cuya letra me impresionó la primera vez que escuché por lo certero de sus palabras. Decía algo así: “Me dices cambia y, sin embargo, no me has preguntado si me da igual o no”.

Muchas veces no paramos de repetirle a nuestra pareja lo mal que estamos con ella, y pedimos por activa y por pasiva que deje de hacer determinadas actividades, conductas o actos que nos desagradan o no nos hacen felices. Y, en gran cantidad de ocasiones, nuestra pareja no realiza el cambio que tanto deseamos. Y es que muy pocas veces le preguntamos a esa persona que elige cada mañana despertarse a nuestro lado, si quiere cambiar o no. Y es posible que ni se lo haya planteado, a pesar de que se lo hayamos exigido, pedido y/o rogado mil veces. La clave para el cambio es que la persona a cambiar quiera hacerlo y esté convencida de la bondad del cambio, de su beneficio. Pocas veces explicamos el beneficio que alcanzará, y eso dificulta que alguien quiera ponerse manos a la obra.

Por otro lado, si la persona no cambia, (y no tiene por qué hacerlo si no quiere), lo que yo sí puedo hacer es cambiar yo o decidir hacer algo distinto en relación a mi pareja: puedo tomar decisiones importantes si lo que necesito que cambie es imprescindible para mi salud emocional y física (como por ejemplo, dejar la relación).

Lo que es seguro es que si yo cambio, mi realidad cambia.

· Cuando queremos que sepan lo que necesitamos.

Muchas veces exigimos a nuestra pareja que nos pregunte por aquello que nos interesa, o que esté más atento/a cuando lo necesitamos, o simplemente que nos proporcione aquello que veníamos deseando. Y es que las personas no tenemos poderes mágicos que nos permitan saber con certeza lo que la otra persona siente, piensa o necesita. Es cierto que la observación puede dar algunas claves para averiguar, pero nunca nos va a dar la certeza de lo que siente, piensa o necesita el otro/a. Si quieres que tu pareja sepa lo que necesitas, sientes o piensas: díselo. Esta es la fórmula mágica en realidad para que vuestra relación funcione en este aspecto.

No te pierdas la continuación de este artículo el jueves…

Laura

jueves, 22 de abril de 2010

Crónicas de un gay



(Si el amar libremente es pecado,

he pecado libremente por amar)



"NA" mas fue ver la luz

lo bautizaron de sinvergüenza

sin camisita y sin canesú.

Pero Manuel juega con muñecas

nunca ha visto el cielo azul.

Siempre tuvo indiferencia

aunque con una inquietud

vestía de blanco su inocencia.

no tuvo norte ni tuvo sur

pero muy clara sus ideas.

"NA" mas fue ver la luz

y presagiaron su adolescencia

que llevaría en esclavitud

como castigo y penitencia

amanerada su aptitud

la sociedad no le importaba si

algún día lo trataba

con desprecio y con ausencia

sin camisita y sin canesú

pero Manuel juega con muñecas.



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Y que gracia le da

ver señores que esconden tras la sotana unas

ideas equivocadas

a la que enseñó el señor

le da vergüenza como imponen su doctrina

crucifican a la vida y hablan en pos del amor.

Es imposible que en el siglo veintiuno

todavía guarden ayuno y vayan de anti-pecador.

Más le valdría un examen de conciencia

vaya hacer que su excelencia

sea "acusao" de dictador.

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"NA" mas fue ver la luz

lo bautizaron de sinvergüenza.



Manuel tiene los ojos puestos en su madre

porque le da reparo hablar con su padre

le da tanta penita

que se entere que su niño

ha cambiado de ser hombre

a ser un hermafrodita

aunque no teme que la vida

lo tache mariquita

"NA" mas fue ver la luz

y sin reparo

sabia que su cuerpo estaba equivocado

no busca culpable

y señala con el dedo

ni ha pedido explicaciones a algo

que es inexplicable.

Se mira ante el espejo

y se siente invulnerable.

“Crónicas de un gay”

- Duermevela-

EL BARRIO

Sentir amor no es condenable, la condena es no dejar expresarlo en libertad. No tenemos derecho a juzgar mas tenemos la obligación de respetar. No podremos “ser” sin respeto. El amor es libertad, no lo convirtamos en prisión de almas.

Deseaba compartir esta letra con tod@s vosotr@s........... Espero que nos haga detenernos un momento y pensar en las veces que el amor es coartado por incomprensión.

Patricia

lunes, 19 de abril de 2010

Los retos del mañana

Hoy es un día muy especial para mí. Es mi cumpleaños. Además, voy a ser mamá. Quizás porque se han juntado estas dos circunstancias me he pasado el día pensando en mi niñez y juventud, recordando anécdotas y momentos especiales compartidos.

Y me gustaría que mi hija fuera tan feliz como yo. Pero no os voy a engañar. Hay momentos, como cuando leo las noticias en las que las personas tienen que hacer pública su opción sexual, o veo la falta de respeto a los derechos humanos fundamentales, en que pienso que tendrá que enfrentarse a un mundo lleno de dificultades. Y yo me pregunto, ¿por qué no respetamos la diversidad?

Cuando las personas acusamos como hacemos con el tema de la homosexualidad, por ejemplo, lo hacemos por varios motivos:

  • Nos asusta lo desconocido
  • No nos permitimos aquello que el otro sí: su libertad sexual (por libertad entiendo la capacidad por vivir su tendencia sexual con tranquilidad y normalidad).
  • Algo en nuestra sexualidad puede no estar yendo del todo bien.

¿Qué nos asusta tanto? Ante el miedo a lo desconocido, lo único que podemos hacer para superarlo es conocerlo, acercarnos a esa realidad, hablar con la gente que la vive, entenderla…

¿Qué no nos permitimos? La sociedad marca claramente el camino, y salirse del mismo tiene un precio. Hay quienes prefieren no pagar ese precio, aunque siempre pagarán el de la represión propia o el del sufrimiento de no ser libre.

No tenemos derecho a decidir cómo las demás personas han de vivir sus vidas. Bastante tenemos cada uno/a con las nuestras. Nos hemos dejado llevar y nos hemos dado el permiso para entrar en terrenos que no nos corresponden, y muchas veces, cuando sí nos corresponde, no tenemos el valor suficiente como para hacer algo al respecto. Hagámonos responsables de nuestras vidas y no tanto de las del resto. De esta forma, tanto nuestro futuro individual como colectivo será mucho más prometedor.

Laura

jueves, 15 de abril de 2010

Profe, ¿tú has visto el partido?

El pasado lunes, la excusa del partido Madrid-Barça nos daba pié para cuestionarnos en torno al valor que otorgamos a la sexualidad de otra persona que no sea uno/a mismo/a.

Hoy os quiero contar una anécdota que me sucedió en el trabajo con relación a ese partido. Actualmente desarrollo mi labor profesional en un Colegio de Educación infantil y Primaria; comentando con varios alumnos las posibles benevolencias del árbitro, uno de los niños cayó en la cuenta y me pregunto: “Profe, ¿tú has visto el partido? ¡Si eres una chica!.

A partir de ahí se entabló un debate muy productivo donde los niños acabaron entendiendo que el binomio mujer-fútbol puede existir, y de hecho existe, de la misma forma que el de hombre- fútbol.

Sin embargo, los adultos a los que comenté la situación (todos sin excepción) no sólo ignoraron la gravedad de tener asimilados esos estereotipos; sino que una parte de ellos la justificaban: “Hombre, tendrás que reconocer que habitualmente el fútbol es cosa de hombres”.

Para empezar, no te dirijas a mí empezando la frase por hombre…soy mujer. Después, ¿todavía seguimos con las cosas de chicos y de chicas? Las cosas, los juegos, los bailes, los colores…son de quien disfrute con ellos.

Cuando entras en la clase de tres años de mi Centro, observas a niños y niñas jugando indistintamente con carritos, cocinitas, puzzles, coches y pelotas; y son los mismos niños y niñas que en otros contextos no tienen acceso a esa variedad justificándose las personas adultas en que “no les llama la atención”. Aunque en realidad no permitimos que se dé una opción distinta a la que tenemos incorporada y que consideramos “natural”.

Los últimos datos acerca de la atención en el aula revelan que los niños se llevan más del doble de atención que las niñas porque se asume que son más revoltosos y se espera de las niñas que sean más aplicadas y tranquilas.

Con esto no critico la labor del profesorado, sólo pongo de manifiesto otra barrera que debemos superar si queremos educar en igualdad a nuestros niños y niñas; para lo que es necesario incorporar una conciencia crítica y deconstruir viejas ideas para construir nuevas conciencias…….y porque a mí también me gusta el fútbol.

Patricia

lunes, 12 de abril de 2010

REAL MADRID 0 – BARCELONA 2

Enhorabuena a la afición culé, no nos queda más remedio que asumir (a quienes preferimos merengue de postre) que ganaron por derecho.

Y hablando de derechos… ¿tenemos derecho a cuestionar la sexualidad de una persona? En los últimos días los comentarios acerca de la tendencia sexual de Guardiola han copado espacio en todos los diarios deportivos, en foros y páginas web; como si ello fuera relevante para el desarrollo de sus funciones como entrenador el F.C. Barcelona.
Evidentemente no puedo afirmar ni desmentir la noticia y además, ni siquiera me importa. Lo que sí me importa es esa necesidad de marcar diferencias entre las personas a colación de sus preferencias sexuales. ¿Cuántos hombres del mundo del fútbol son infieles con amantes más o menos oficiales y con prostitutas? ¿Y cuántos de ellos son noticia?

No nos engañemos, los escándalos que en su día salpicaron a Ronaldo –y compañía- por sus fiestas, tenían que ver con la bajada de su rendimiento en el campo. Si hubieran seguido en buena forma se habrían quedado en anécdotas de juventud, sin necesidad de comentar.
Tampoco podemos fingir que en mundo del fútbol, como en tantos otros, está presente el machismo y la homofobia. Más allá de esa incomprensible necesidad de los medios de saber con quién se acuesta cada uno/a; está la hipocresía de quienes se escandalizan porque alguien no quiera pronunciarse acerca de su orientación sexual.
Es fácil desde fuera pensar que ya está supera porque “total, se pueden casar”. Mi mejor amigo no puede hablar sobre su novio cuando toma un café con su jefe porque aún no tiene un contrato indefinido. Otro de mis amigos tiene que fingir soltería para que, en el banco en el que trabaja, le consideren igual que al resto y tener opciones ante un ascenso.
Por supuesto, hay que reconocer que han cambiado mucho las cosas pero reconociendo que no todo está superado. Al menos no mientras nos creamos con el derecho de convertir la orientación sexual de una persona en titular de prensa. ¿Tú que opinas?