jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Qué harías hoy si supieras que no vas a fallar?

¿Sabías que sólo hay dos miedos con los que nacemos? Miedo a los ruidos y a las caídas. El resto de miedos son aprendidos. ¡Madre mía! Con la de miedos que tenemos en el día a día… ¡y son creación nuestra! No es justo cómo nos tratamos. Tenemos miedo al pasado, al futuro, al éxito, al fracaso, al amor, a la libertad… y a tantas y tantas cosas.


Sin duda el MIEDO es lo que nos paraliza inicialmente cuando nos enfrentamos a una nueva tarea, un nuevo proyecto, una nueva relación… y es perfectamente normal, natural. El miedo está ahí para avisarnos. Nos pone en alerta para que tengamos a mano nuestras herramientas personales y podamos enfrentar esa situación con éxito. Sin embargo, cuando nos domina o nos paraliza, deja de ser útil y pasa a ser una carga que deja nuestra vida sin movimiento.


En una ocasión leí una entrevista que le habían realizado a Pablo Motos, y decía algo así: “Cuando siento que algo me da miedo, tengo que hacer eso que me da miedo”.

Personalmente me impresionaron esas palabras porque son las de un ganador. De alguna manera este tipo de personas no se quedan en la fase inicial de temor. Lo sienten, lo sufren, pero no dejan que se instale. Y eso es muy importante. El miedo es un inquilino silencioso pero que no tiene intención de marcharse nunca y que se alimenta con facilidad. Basta con que le dejemos estar. Va ocupando habitaciones de la casa y cuando te quieres dar cuenta… se te complica el echarlo.


Siguiendo un poco con el tema del post anterior, hoy quiero dejaros este vídeo que considero inspirador. Dentro encontraréis claves para superar el miedo; da igual el miedo que sea. Sobre todo, encontraréis una serie de preguntas que os servirán para AVANZAR.


Deseo que os sirva y lo disfrutéis como yo lo he hecho.




Laura

martes, 7 de septiembre de 2010

Miedo a conducir



Hoy me gustaría compartir con vosotros/as una experiencia personal que además me ha servido mucho en mi labor como psicóloga durante mis terapias.

Justo al sacarme el carnet de conducir, hace muchos años, tuve un percance con el coche, y el miedo que sentí hizo que no volviera a plantearme conducir en mucho tiempo. En realidad, en años. Al principio fue especialmente duro reconocer que ese miedo me incapacitaba para hacer una vida normal. Cuando alguien me hablaba de ese tema solía enfadarme y reaccionar mal, ponía todo tipo de excusas si alguien me pedía que volviera a conducir, o simplemente me preguntaba por el hecho de haber retomado el hábito. No fue fácil asumir mi debilidad. Con el tiempo y, sobre todo, con la decisión de superarme a mi misma, me lié la manta a la cabeza, y me puse en manos de unos profesionales. Eso me sirvió para comenzar a subirme al coche. Pero lo que realmente cambió mi vida fue DECIDIR NO ESPERAR MAS y DEJAR DE PONER EXCUSAS. A mi me sirvió el apoyarme en el nacimiento de mi primera sobrina, en la idea de ir a visitarla de manera rápida y autónoma. Y así ha sido. No os voy a contar lo difícil que es enfrentarse a un miedo tan fuerte, ni a contaros las trampas que me puse a mi misma para evitar el momento de subirme al coche y arrancarlo. Sin embargo, hoy puedo deciros que lo superé, y que hago una vida absolutamente normal en lo que se refiere a conducir.

Para quienes sepáis de lo que hablo, os cuento que, aproximadamente, el 33% de las personas que poseen el carné de conducir tiene, en alguna ocasión, miedo de sentarse al volante. Con esto quiero deciros que somos muchas las personas que vivimos este problema, llamado amaxofobia. Somos más mujeres que hombres las que lo padecemos y las causas son diversas: baja autoestima, enfermedad, un desencadenante… y la solución a este problema pasa por reconocer el trastorno que se posee e intentar afrontarlo con la ayuda de un/a profesional cualificado/a.

Sin duda las fobias nos enfrentan a nuestros peores miedos, y también exigen de nosotros/as fortaleza y perseverancia. Por eso, es importante que, si te estás planteando solucionar tu miedo a conducir te hagas las siguientes preguntas y te respondas de la manera más honesta:

  • ¿Estoy completamente seguro/a de comenzar ahora?
  • ¿Dejaré de ponerme excusas para evitar enfrentarme a mis miedos?
  • En caso de caer en la tentación de ponerme excusas, ¿seré sincero/a conmigo mismo/a y prescindiré de ellas al darme cuenta de mi debilidad?


Este es el principio del fin, si así te lo propones. Te animo a ser tu mejor Yo. ¡Está deseando salir!

Laura