No es un secreto que vivimos en una era en la que las cosas han de ser realizadas con rapidez, sin perder tiempo. Y es que la lentitud no está bien valorada porque se asocia a la inactividad, a lo ocioso, o lo improductivo. Pero yo me pregunto si no estamos equivocados/as. Muchas veces dejamos de disfrutar de las cosas que hacemos por hacerlas tan aceleradamente, y en ocasiones, hasta pierden el sentido.
Cuántas veces nos hemos encontrado con estrés por no poder terminar las cosas a tiempo… pero, ¿realmente estaban fuera de tiempo? ¿del tiempo cronológico o del existencial? Sabías que los griegos distinguían entre el Chronos (tiempo cronológico) y el Cairos (el tiempo existencial y que puede ser vivido con calidad en el presente y con todo un potencial de futuro? Asi nos lo cuenta Jose Luis Trechera en su libro “La sabiduría de la tortuga”.
Qué opinas tú? ¿No es bueno hacer algo lentamente para poder poner todos los sentidos en ello, sin prisa pero sin pausa? ¿No es bueno dedicar tiempo a aquello que ponemos en marcha? No disfrutamos más de lo que hacemos cuando podemos dedicarle tiempo, y no hay prisa por acabarlo?
¿Por qué hemos dejado de valorar la lentitud y nos hemos sumergido en la cultura de “cuanto antes mejor”?
Laura
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