lunes, 7 de diciembre de 2009

No dejes de brillar

Un día más estoy a este lado para compartir aquello que nos hace pensar y que puede hacernos crecer como personas un poco cada día. Por eso hoy, quiero compartir con vosotros/as una fábula que me hicieron llegar unos amigos de Radio Libertad hace un tiempo. No os deigo más para que podáis descubrir la moraleja de este precioso relato. ¿Sabéis cuál es? Luego, me gustaría saber si esto que cuenta os ha pasado y cómo lo habéis vivido. ¿Lo compartiréis?

¡Espero vuestros comentarios!



La Luciérnaga y la serpiente



La noche calló sobre el bosque y ésta era la señal que esperaba nuestra amiga la luciérnaga para salir de su letargo y recorrer la espesura de la maleza.

Pero esta vez se sentía diferente, su cuerpo estaba alborozado y vibraba como nunca antes lo había hecho.

Era la llamada de la naturaleza que le pedía a gritos salir a buscar quien la copulase para dar así continuidad a su especie.

De pronto... la vibración se hizo incontrolable y un haz de luz fosforescente envolvió todo su cuerpo.

Encendida por su propia bioluminiscencia interna aquel espectáculo resultará ser demasiado tentador para sus compañeros luciérnagas que pronto alzarán el vuelo para hacerse con aquella hembra.

Sin embargo, tanta luz en medio de la oscuridad de la noche no pasará tampoco desapercibida para una seseante víbora que serpenteaba precisamente por allí.

Excitada la serpiente empezó a perseguir a nuestra pobre protagonista en una lucha sin cuartel.

La luciérnaga se resistía a su cruel destino e intentó zafarse a la carrera pero sus patitas no competían ni de lejos con el ágil reptar de aquella víbora.

Metro a metro, su depredador iba ganando terreno a una presa cada vez más exhausta hasta que ya las fuerzas le fallaron y se rindió a la evidencia de una muerte segura.

Sin embargo, antes de que la serpiente pudiese aprisionarla en un abrazo mortal todavía tuvo tiempo de revolverse para increparle con rabia:

¿¿¡¡POR QUE, POR QUÉ YO!!??

Maldita víbora yo no te hecho ningún mal,

ni siquiera pertenezco a tu cadena alimenticia.

Entonces....¿¿¡¡POR QUÉ QUIERES DEVORARME!!??

Y la serpiente respondió seseante:

¡¡PORQUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR!!



Laura

1 comentario:

Anonymous dijo...

Alguna vez he sentido eso que le pasó a la luciérnaga. pobrecita!!

Me parece hay mucha gente envidiosa por el mundo, y en lugar de mirarse, atacan al objeto de su envidia.

Me ha gustado mucho!