¿Nos damos permisos?
Hace un tiempo conocí a una persona que en muchos aspectos ha cambiado mi vida. Recuerdo que una de las cosas que hizo acercarla a mi mundo fue un aprendizaje que me facilitó sin ella saberlo. Siempre recibía con una gran sonrisa y un “pues gracias” cualquier cumplido que se le hacía, y respondía con un “de nada” cuando se le agradecía un favor, y ahí quedaba todo; no había necesidad de devolución de dicha acción. A mi me llamó mucho la atención porque no había falsa modestia, ni se ruborizaba ante las bonitas palabras que se pudieran dedicar, y no sentía la necesidad de devolver los favores que se le hacían. Y es que ella se permitía recibir con agrado objetos, cumplidos o agradecimientos, a pesar de lo que, en muchos casos, nos han enseñado: la regla de
Por eso te pregunto, ¿y tú?, ¿qué te permites?, ¿recibir cumplidos?, ¿sientes que debes devolver los favores?
Laura
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