domingo, 29 de noviembre de 2009

El presente



“Ni el pasado existe ni el futuro. Todo es presente”. Gonzalo Torrente Ballester. Escritor español.



Existe una tendencia en la mayoría de nosotros, los seres humanos, que es la de vivir más centrados en el pasado o en el futuro que en el mismo momento presente. En el pasado porque nos asusta mirar hacia delante, o nos obcecamos en anclarnos en situaciones vividas que fueron entrañables o por el contrario traumáticas. En el futuro porque nos evita el posible sufrimiento presente y nos motiva a andar más deprisa si cabe. Y no digo que algo de eso pueda ser beneficioso, pero sí que todo debe ser en su justa medida: el pasado nos debe servir para aprender de esos acontecimientos vividos y aplicar ese aprendizaje en el momento presente, y el futuro para organizar nuestro presente de cara a unas metas.

Sin embargo, cuando nos establecemos demasiado en pasado o futuro, sentimos inseguridad, angustia, culpa, arrepentimiento, odio, y muchas otras sensaciones que nos limitan en el aquí y ahora. Y el presente es lo único que realmente tenemos, y si no lo vivimos plenamente, se nos escapa.

¿Te has sentido demasiadas veces asi? ¿Crees que esto te ocurre?

Si os encontráis en alguna de las dos vertientes que suponen la pérdida del momento actual, estas recomendaciones que os hacemos para retomar vuestro presente, pueden ser de vuestro interés. ¿Os animáis a ponerlas en práctica?

Ahí van:

  • Conecta a diario con tu respiración. Busca un momento en el día en el que puedas estar a solas contigo mismo/a y siente tu forma de respirar. No hace falta que la cambies para hacerla más lenta; sólo conecta y observa cómo respiras.
  • Trata de reconocer en ti aquellos comportamientos que te alejan del presente, como por ejemplo, volver una y otra vez a recordar momentos pasados. Suelta el pasado y fluye en el ahora.
  • Conecta con la naturaleza, disfruta de sus colores, olores, texturas… es decir, usa tus sentidos y dales rienda suelta.
  • Practica alguna disciplina que te permita estar contigo mismo/a, como el yoga, tai chi, etc.



¡Vive el aquí y ahora!



Laura

sábado, 14 de noviembre de 2009

La serenidad II

Hoy quiero dejaros una lectura que me ha ayudado a mantener la calma y la serenidad en algunos momentos importantes de mi vida. No importa si crees o no en un dios superior, si tienes un credo u otro. Esta lectura te muestra el camino para asumir la realidad tal y como es, a tener paciencia con lo que te sucede y contigo mismo/a. Esperamos que os guste.



DECÁLOGO DE LA SERENIDAD de Juan XXIII

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.



2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo/a.



3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado/a para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.



4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.



5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.



6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie



7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.



8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: La prisa y la indecisión.



9. Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo



10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

Laura

martes, 10 de noviembre de 2009

La serenidad

¿No has deseado, en algún momento de tu vida, ante alguna adversidad, mantener la serenidad? Hay personas que en estas situaciones tienen una mayor capacidad para manejar sus emociones, para gestionarlas y conducirse por la vida con una actitud calmada, serena. Saben enfrentarse a los problemas sin llegar a la desesperación, manteniéndose a flote como si tuvieran el convencimiento de que la tormenta, aunque pueda volcar su barca, no podrá con ella. Y es que saben que, en el fondo, es así como pasa. Mantienen su capacidad reflexiva intacta, son capaces de ver lo que les ocurre de manera objetiva, como si se salieran del cuadro para verlo y poder meditar las soluciones al error en el trazo como si fueran para otra persona.



Me gustaría compartir con vosotr@s un poema que leí hace poco y que me transmitió lo que es tan complicado de alcanzar: la serenidad, la cualidad de mantener una actitud de entereza, firmeza y aplomo… os aportará claves para ser personas cada día más serenas. Se trata de un texto de Rudyard Kipling, llamado “Si”. Esperamos que os guste.



Si

Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila,

cuando todo a tu lado es cabeza perdida.

Si tienes en ti mismo una fe que te niegan

y no desprecias nunca, las dudas que ellos tengan.

Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.

Si engañado, no engañas,

Si no buscas mas odio, que el odio que te tengan...

Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,

Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.

Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,

y a los dos impostores les tratas de igual forma.

Si logras que se sepa la verdad que has hablado,

a pesar del sofismo del orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,

esta obra sea la de toda tu vida.

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,

tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,

y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,

sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,

aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,

y se agarren contigo cuando no quede nada,

porque tú lo deseas y lo quieres, y mandas.

Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.

Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.

Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,

Si todos te reclaman y ninguno te precisa.

Si llenas un minuto envidiable y cierto,

de sesenta segundos que te lleven al cielo....

Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,

y mucho mas aún, serás hombre, hijo mío.

Laura

lunes, 2 de noviembre de 2009

Ejercicios para evitar la rutina en la pareja

Tal y como os prometí en mi anterior post, os invito a que probéis el poner en marcha los siguientes ejercicios para que mejoréis vuestra relación de pareja.

Disfrutad de vuestra vida en común cada día y recordad que vuestra pareja está ahí porque os elige, pero esa decisión puede cambiar si no se alimenta la relación de manera constante.



• Practicad los “mensajes yo”, es decir, hablad desde vuestros sentimientos y necesidades. Lo importante es que habléis desde vosotros/as mismos/as, sin atribuir a tu pareja tus opiniones, sentimientos o cambios en tu conducta (recuerda que es responsabilidad tuya aquello que haces, piensas y sientes).

De esta forma emitiréis mensajes respetuosos que expresan realmente los sentimientos, opiniones y deseos sin evaluar o reprochar la conducta de los demás. Además, será más fácil que resolváis las diferencias y del desacuerdo.



El esquema sería el siguiente:

Situación, hecho o comportamiento (de forma breve, objetiva y sin carga emocional) + cómo me siento en esa situación + Petición por nuestra parte.



Ejemplo:

Situación Objetiva: "Cuando llegaste anoche a la 23 h y habías prometido venir a casa a las 20 h...".

Sentimientos: “Me enfadé muchísimo, porque esperaba compartir ese rato contigo”. Petición: “Me gustaría que me llamaras para no quedarme esperándote hasta tan tarde”. “Necesito que…”



Nunca perdáis de vista vuestro objetivo al comunicaros: solucionar la situación (no ganar ni quedar por encima del otro/a; en realidad, “si mi pareja pierde, yo también”)



• Buscad un momento en el día en el que podáis estar tranquilos para hablar. Puede ser al final del día, en el rato de la cena, o cuando los niños/as duermen. Tratad de pensar en los primeros años de la relación, cuando todo os hacía ilusión, cuando había detalles entre vosotros. Pensad en aquellos gestos de amor que os gustaría retomar y ponedlos en marcha durante el tiempo que decidáis juntos (puede ser una semana, dos, un mes…). Para ello, deberéis hablar acerca de cómo os gustaba, por qué os gustaban esos detalles en concreto, qué significaban para vosotros/as, de qué forma podrían darse en el presente… Pasado ese tiempo, revisad qué ha pasado, cómo lo habéis hecho, qué ha supuesto para cada uno/a y sobre todo si os ha resultado positivo. Si la respuesta es si, ¡continuad haciéndolo!



• Hablad acerca de un proyecto personal de cada uno de vosotros y hacedle al otro/a esta simple pregunta: ¿en qué te puedo ayudar para que lo consigas? Os sorprenderá lo ilusionado/a que se mostrará vuestra pareja al saber y sentir que le apoyáis en aquello que le motiva. Después deberéis poner de vuestra parte para cumplir con la petición de vuestra pareja si está dentro de vuestro alcance. Recordad que si no lo está, debéis decírselo y no generar falsas expectativas. Lo importante es que vuestro diálogo sea sincero y abierto.



Ya me contaréis qué tal os van estos consejos. ¡Espero vuestros comentarios!



Laura