domingo, 17 de junio de 2012
8 aprendizajes que te enseñan tus hijos/as en el parque
¿Eres una mamá o papá observador/a cuando acompañas a tu hijo o hija a jugar al parque infantil? Es posible que, por lo rutinario de la situación (puesto que se repite a diario), no te hayas fijado y hecho el análisis de lo que ves desde otro punto de vista.
Todos los días nuestros/as peques nos proporcionan aprendizajes que son vitales, y que muchas personas pierden a medida que se van haciendo adultas. ¿Quieres saber de qué te hablo?
1. Quieren montar en todo. Desde muy pequeños/as la curiosidad les acompaña, y eso les permite crecer y descubrir el mundo, ampliar sus conocimientos del entorno y aprender a vivir. Y tú, ¿sigues siendo curioso/a y sigues tu instinto?
2. Sin miedo a caerse. ¿Cuántas veces has visto a tu peque en alguna situación susceptible de convertirse en caída inevitable? Pues lo cierto es que puede queellos/as mismos/as perciban esa posibilidad, y puede que sientan ese miedo; sin embargo, se lanzan a la aventura. Y tú, ¿sigues desafiando a tus miedos?
3. Se levantan una y otra vez. ¿Cuántas veces les has visto caerse y volver a levantarse? ¡miles!, pero lo siguen intentando. Y tú, si fracasas ¿lo intentas de nuevo?
4. No se avergüenzan de caerse. La verdad es que a las personas nos incomoda muchísimo hacer el ridículo, y así es como tenemos categorizado el acto de “caer”. Para ellos/as, forma parte de la situación, y una posibilidad asociada al hecho de montar en el columpio, de correr, de subir al tobogán… Y tú, ¿te avergüenzas de tus caídas? ¿sientes que haces el ridículo cuando no salen las cosas “dignamente”?
5. Disfrutan de la actividad en si misma. ¿Te has fijado en cómo disfrutan del mero hecho de tirarse del tobogán? Cada actividad en sí les proporciona un motivo de disfrute, de vivir el momento con toda la intensidad. No les preocupa el resultado. No están pendiente de si llegarán al suelo en una posición bonita, o si simplemente llegarán al suelo. Sólo lo hacen y se preocupan de subir cada peldaño del tobogán, uno a uno, de sentarse y lanzarse con todo su peso hacia adelante. Y tú, ¿sigues disfrutando de lo que haces como al principio?, ¿vives el presente o estás continuamente pendiente del futuro?
6. No cuestionan si pueden o no subirse al columpio. Sólo lo intentan. Creen en sus capacidades. Y si ahora no lo consiguen, lo intentan de nuevo después, en otro momento, mañana. Y tú, ¿vives cuestionando tus capacidades o simplemente haces lo que tienes que hacer?
7. Hacen grandes “castillos” de arena y los pisan. Es fantástico ver cómo se esfuerzan en construir monumentos que les sirven para imaginar historias y plantear otras realidades. Y luego, cuando acaban… ¡los pisan! ¡Los dejan en el olvido! ¿Sabes por qué? Porque saben que pueden volver a hacerlo. Porque depende de ellos/as, porque no se atan a lo terminado, al pasado, a los logros alcanzados. Se marcan nuevos retos, nuevos “castillos futuros” para construir. Y tú, ¿sabes dejar atrás lo vivido, lo hecho, lo terminado, para construir nuevos horizontes?
8. Se relacionan indiscriminadamente entre ellos/as. Si te fijas bien, hablan entre niños y niñas, entre rubios y morenos, entre altos y bajos, entre nacionales y de origen extranjero. Saben ver lo que les asemeja y no tanto lo que les diferencia. Y tú, ¿sabes hacer lo mismo en tu día a día?
Si algo nos enseñan nuestros/as peques es que cuando llegamos al mundo somos mucho más libres que cuando nos vamos. ¿Por qué no aprender de ellos y retomar esa visión que hemos ido perdiendo con el tiempo? ¿Por qué no volver a ser libres y a creer en nuestras capacidades, en nuestras habilidades, en nuestras posibilidades, y en la vida? ¿Por qué no volver a disfrutar del presente a cada minuto?
Si lo hacemos así, es posible que volvamos a percibir que los años pasan lentos y que les hemos sacado el jugo, tal y como hicimos en la infancia.
¿Te unes al reto de parecerte más a tu hijo/a y que él/ella se parezca menos a ti?
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8 comentarios:
Como sabes no tengo hijos y si un montón de nietos. Disg¡fruto con ellos porque no me pongo a su altura, cuando juego con ellos compito:-) Aún conservo mucho de mi ser infantíl. Es una suerte.
Bss y feliz semana
Muy buen articulo Laura :)
Un abrazo. Marcos.
Una bendición mantener viva a tu niña interior, Katy. Enhorabuena!
Gracias por pasar a visitarme :o)
Muchas gracias, amigo Marcos. Un placer recibir tu visita.
Seamos niños/as!!!
Me ha encantado este refrescante artículo! He de reconocer que a veces estoy demasiado oxidada en esas emociones infantiles... pero quiero quitarles el polvo e intentar conectar con ellas!
Y confío que el hijo que espero me ayude a ello!! ;)
Un abrazo.
Me ha encantado este refrescante artículo!
En mi caso he de reconocer que tengo muchas de esas facetas infantiles ya oxidadas, pero pretendo sacudirles el polvo y retomar esa alegre forma de afrontar la vida.
Y confío que el hijo que estoy esperando me ayude a ello!! ;)
Gracias por el post y un abrazo, Tortuga!
Geniales las reflexiones que propones!!!
Un abrazo
Inma
guauuu me ha encantado! cuanto razón! GRACIAS!!!
Ana: síiiiii, ese hijo tuyo va a ayudarte seguro!! son una pasada estos peques... te devuelven una visión nueva de la vida y del mundo. Aprovéchala y CRECE! Enhorabuena Ana!!! qué gran momento el que estás viviendo!
Inma: Muchas gracias! Un abrazo muy fuerte :o)
Catalina: Gracias!!! cuánto me alegro de que te haya gustado!!
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