martes, 22 de junio de 2010

No cambies tu naturaleza



Un día más me acerco a vosotros/as para traeros un relato que me encanta. Y me gusta tanto porque yo misma lo he experimentado y me siento feliz por no haber cambiado mi naturaleza. Sí he aprendido de la experiencia, y eso me ha permitido crecer, pero no he modificado mi esencia. Imagino que esta introducción no os dice nada, pero cuando leáis la historia que hoy os dejamos aquí lo entenderéis.

No sé quién escribió este relato, pero me alegro de que lo hiciera. Que disfrutéis del aprendizaje…

“Un maestro oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el alacrán lo picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:

“Perdone maestro, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua el alacrán lo picará?”

El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, el no va a cambiar su naturaleza y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar y servir”. Y entonces ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño, sólo toma precauciones.

Algunos buscan la felicidad, otros la rechazan. No olvides esto. No permitas jamás que la conducta de otras personas condicione la tuya. Sencillo, ¿no crees?”

A veces la vida nos coloca frente a personas que nos hacen daño, que nos traicionan o nos fallan, y lo más tentador es aprender a desconfiar, a pensar que la próxima vez nos ocurrirá lo mismo. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Lo único importante es no confiar dos veces en ese/a individuo/a y seguir creyendo en las personas y en tu capacidad para aprender, y mantener tu naturaleza incorrupta.



¿Te ha pasado? ¿Cuál fue tu experiencia?



Laura

4 comentarios:

Adriana Alba dijo...

Hola Laura, conocía la fábula y me parece apropiado establecer la diferencia, como vos lo hiciste...
No desconfiar de todo el mundo, pero estar atentos de no tropezar con la misma piedra, ocurre que muchas veces el ser humano busca aprobación en sus actos, a mi por supuesto que me ha ocurrido...he tenido culpa, he buscado la aprobación de los demás, he pasado por muchos filtros.
Pero también trabajé y lo sigo haciendo, por mi crecimiento personal, y Uds. los terapeutas nos brindan muchas herramientas, que sumadas a otras disciplinas, como la kabalah, el yoga y el teatro, (en mi caso) me ayudan muchísimo, no sólo a mi, sino a muchas personas.

Gracias por compartir, algún día tendríamos que hacer algún trabajo de intercambio, si se te ocurre algo, escribime y lo publicamos en los Blogs.

Abrazos!!!

Laura Rosales. Psicóloga y Experta en Terapia Familiar dijo...

Hola Adriana!
qué gusto leerte! estaré encantada de hacer un trabajo de intercambio contigo, sin duda! qé buena idea! me pongo a pensar en ello ya mismo :)

tienes toda la razón: muchas disciplinas nos ayudan a crecer, pero lo que debemos tener siempre cuando las realizamos es ese espíritu (que tú tienes 100%) de abrirte al cambio y al crecimiento.

Seguimos en contacto!! Gracias!

M.Paz Pérez-Campanero dijo...

¡Hola Laura!
Me gusta mucho esta fábula que encierra una enorme verdad. No obstante, a veces creo que nos cuesta mucho alejarnos de personas que son sumamente tóxicas para nosotros pero que por alguna razón profunda nos aferramos a ellas con la falsa esperanza de que algún día cambien.

Creo que ésta es una situación frecuente y lo cierto es que a veces hace falta hacer un importante esfuerzo de introspección para alejarse y seguir, no confiar en falsos cambios y, como tú dices, no extender la desconfianza a otros. Pero eso sí, aprender lo más posible de todo ello.

Un beso fuerte!!
M.Paz, de Un Rincón para Crear
http://unrinconparacrear.blogspot.com

Laura Rosales. Psicóloga y Experta en Terapia Familiar dijo...

Hola M. Paz!
Estoy absolutamente de acuerdo contigo. EN ocasiones nos aferramos a relaciones tóxicas que nos llenan de amargura y no nos permiten crecer. Efectivamente requiere de un trabajo personal de introspección, de mirarse por dentro para ver para qué me sirve esa relación dañina.
Podemos caer en la tentación de pensar que nos pasa sólo en las relaciones de pareja, sin embargo, se da con miembros de la familia, con amistades, personas del entorno laboral...
No siempre estamos dispuestos/as a realizar ese trabajo personal, y limitamos nuestras opciones vitales.

Muchas gracias por compartir tu comentario.
Un fuerte abrazo.